El conocido caricaturista estadounidense Daryl Cagles publicó un dibujo (aparentemente en en el sitio SNBC.COM), en el que presenta a la bandera de México como víctima de la guerra contra el narcotráfico. En concreto, el estandarte se muestra penetrada por balazos y con el águila abatida y flotando sobre un charco de sangre.
La caricatura difundida bajo el título «Violencia en México», causó un natural rechazo del gobierno de ese país, el cual expresó su malestar a través de su embajada en Washington. En una misiva enviada a Cagles, la embajada señala que respeta el derecho a la libertad de expresión pero rechaza la caricatura, pues pudo haber herido la susceptibilidad de algunos de sus ciudadanos. Por su parte, el autor del dibujo ha defendido su trabajo, señalando que no pretendió ofender a los mexicanos y que eligió la bandera para ilustrar la ola de violencia que aqueja al país porque es un símbolo reconocido de México. A algunos, la caricatura les resultará indiferente; a otros, les agradará, viéndolo como la exposición de una desafortunada realidad; y a muchos, no les gustará. Estos últimos expresarán su disgusto y punto. No tiene porque haber, y seguramente no habrá, condenas a muerte (como en el caso Salman Rushdie y Los Versos Satánicos); ni embajadas quemadas (como las de Dinamarca y Noruega por las caricaturas de Kurt Westergaard en el Jyllands-Posten). Por ello me agrada y defiendo a la cultura occidental. Tiene muchos defectos, pero al menos ha minimizado en gran medida el radicalismo. Y ya eso es bastante. Respeto a las demás culturas; sé que los radicales podrían ser una minoría. Abogo, además, por un mundo pluricultural y diverso. Pero no puedo aceptar el radicalismo, mucho menos el que intenta imponer una determinada forma de pensar con absoluta exclusión de otra u otras.Esto es malo. Lo es en un país, lo es en una región, lo es en el mundo.
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