- Todas las cúpulas están podridas [marzo, 2000]
La muy desagradable expresión “cúpulas podridas” ha sido utilizada para hacer referencia a los dirigentes de los dos principales partidos políticos del pasado (AD y COPEI)…
…Hoy a propósito de las llamadas mega elecciones se ha puesto en evidencia que el partido de gobierno también esta manejado por cúpulas y, que además, están podridas. Es decir, hemos descubierto que todas las cúpulas están podridas.
- El hombre a quien felicitaban demasiado [febrero, 2000]
…La alteración grave al orden establecido es inherente a toda revolución; luego, si quieren convencernos de que asistimos a una verdadera revolución, como se empeñan en repetir hasta el cansancio, es necesario que se observe algún cambio en la forma como es utilizado el poder, y empezar por respetar la ley seria más que una buena señal, un elemento concreto y real. (¿conoce usted al hombre a quien felicitaban demasiado?
- Del mal eutrapélico al buen energúmeno [agosto, 1999]
Asistimos a una nueva forma de hacer política en donde el político insulso, simplón y por supuesto, populista; pero de maneras y modales aceptables, es sustituido por n hombre o una mujer, tosco, casi vulgar, de lenguaje cerril y gamberro, aunque igualmente simplón, trivial y, claro esta, populista… …se han derrumbado los viejos criterios. Ahora es suficiente que el aspirante sea capaz de farfullar dos o, quizás, tres gritos. Eso sí, su rostro debe contraerse como esperaban los medios de comunicación que lo hiciera el de Clinton ante aquel implacable interrogatorio de dos horas, donde había la nada extraña mezcla de sexo, puros, Mónica y mentiras. Además, los gritos deberán ir acompañados de gesticulación amenazante y si «el candidato» deja entrever que odia a alguien o a algo, no importa a quién o a qué, el éxito está asegurado. Y es que ahora el ganador no será el que más prometa, sino el más irascible. Hemos pasado del mal eutrapélico al buen energúmeno…
- Se presume culpable [septiembre, 1999]
La situación es irreversible. Su suerte está echada. Si bien aún no existen elementos de convicción que permitan decidir en uno u otro sentido, ya ha sido señalado. Y ello es suficiente: se Presume Culpable.